Esta semana tuve le placer de reemplazar mi iPod Video de 30GB por un iPod Touch. Las diferencias son abismales y la sensación al usarlo es de estar interactuando con una computadora de bolsillo en lugar de un reproductor de música. Sobre la parte musical no hay mucho que añadir a lo que ya se sabe; la reproducción es impecable, los controles sencillos y al alcance de tus dedos y la organización de tu música a través de iTunes te da control absoluto de tu colección. El acceso al Internet es espectacular; Safari sigue siendo un extraordinario navegador aún en esta versión reducida, funcionando rápido y de fácil manejo (ojalá en algún momento tengamos Firefox para iPod). Las aplicaciones que le puedes añadir al iPod Touch son muchas y variadas, dando versatilidad y un uso más eficiente al reproductor. Su sincronización con Outlook me permite convertirlo en una agenda electrónica para llevar y el teclado virtual permite tomar notas al momento. Su tamaño y delgadez lo hacen fácil de llevar a cualquier parte. Solamente tengo un par de quejas: Busar un álbumo artirsta en la pantalla tactil mientras manejo es más complicado que con el “click-wheel” y he notado que al apagarlo y encenderlo de nuevo, no regresa a la pantalla donde me quedé la última vez*. Más allá de esos dos detalles, es un dispositivo increiblemente útil y versátil.
*Después de buscar en la guía (por donde debí empezar) encontré cómo ponerlo para modo “sleep”, donde puede regresar a donde estaba la última vez.