Es prácticamente una norma que a medida que un sistema operativo, software o red social se hacen populares, su atractivo para ser blanco de una ataque aumenta. En el caso de las redes sociales, el factor vulnerabilidad por parte del usuario se hace más patente por la falta de conocimiento sobre medidas básicicas de seguridad cibernética o simple descuido. Parte de ser descuidado es, por ejemplo, añadir como amigos gente que no conocemos o permitir que aplicaciones dudosas accedan a la cuenta de Facebook (¿recuerdan el botón de “no me gusta”?). Estos descuidos generalmente están cobijados bajo la trampa de la ingeniería social, donde el usuario confía en otra persona que en algunos casos ni siquiera sabe quién es o instala una aplicación sin saber su procedencia, regalándole el acceso a su información personal y hasta su contraseña. Observe este infograma donde se describen los pasos de un ataque típico con sus consecuencias y luego tome las medidas cautelares de rigor.
Fuente: Puntogeek