Desde la llegada de Android 5.0 (Lollipop), han sido muchas las expectativas respecto a cómo lA nueva versión del sistema operativo Android ayudará a mejorar la consistencia y desempeño general de los teléfonos que lo reciban. Las críticas a Android básicamente han sido las mismas año tras año: La fragmentación del sistema operativo, el consumo de batería y el diseño estético (siempre comparado con iOS). ¿Podrá Lollipop resolver los detonantes de dichas críticas? Con la introducción del diseño material se ha logrado un diseño más amigable y consistente. Prácticamente todas las aplicaciones se ha ido moviendo hacia esa dirección que ha sido en recibida y alabada. Por otro lado, Lollipop ha introducido nuevas características que le añaden valor y utilidad, como poder añadir usuarios, el nuevo sistema de notificaciones en la pantalla de bloqueo, unos “quick settings” más intuitivos, entre otros. Los que tenemos equipos que ya se actualizaron a Android 5.0 y que hemos estado usando Android desde versiones bastante previas (en mi caso Android 1.5), podemos dar fe del enorme progreso del sistema operativo, desde su núcleo hasta su entorno gráfico. La experiencia de utilizar Lollipop en un dispositivo como el Moto X y otros teléfonos de gama media y alta, es sin lugar a dudas, un paso enorme en el proceso evolutivo de los teléfonos inteligentes. Y no, no voy a hacer comparaciones con el iPhone 6 no iOS 8 por la sencilla razón de que se estarían comparando dos criaturas diferentes (aunque de ancestros común); una nacida para un hardware particular, otra de código abierto dirigido a dispositivos de diferentes fabricantes con especificaciones distintas. Para los gustos, los colores. En mi opinión, el 2015 vislumbra como prometedor para Android.
El reto de Lollipop.
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