¿Libro o video? ¿Leo o veo? Esa es la cuestión.

Si le hacemos esta pregunta a las generaciones actuales, sin pensarlo contestarán “video”. Youtube, Vine, Snapchat y más recientemente, Periscope, son algunas evidencias de que los medios visuales son los preferidos. No es de extrañar que los más jóvenes, nacidos en un mundo digital-visual, prefieran las imágenes a las letras impresas y eso quizá puede explicar el descenso en la lectura tradicional y la paulatina desaparición de la librerías tradicionales. No soy un nativo digital; nací en la época de las enciclopedias polvorientas y los diccionarios del bolsillo. Desde joven desarrollé una relación muy estrecha con los libros, seguramente porque mi madre tenía como pasatiempo la lectura y en mi casa siempre había libros y revistas de temas variados. Años después, como estudiante de Ciencias de Cómputos, conocí el maravilloso mundo digital y eventualmente llegaron los videos, primero en MTV en televisión, y posteriormente al Internet. Luego llego la música digital (¿se acuerdan de Napster, Limewire y otros similares?) y por fin los libros y revistas digitales. Al principio me resistía a dejar a un lado la sensación de pasar las hojas de papel y sentir el olor típico de la tinta en un libro (que todavía disfruto de vez en cuando), pero poco a poco me di cuenta de los beneficios del formato digital. En este momento todos mis libros, revistas y comics los leo en formato digital. ¿Y qué pasó con los videos y formatos de comunicación visuales? Al parecer, sin entrar en estudios científicos, hay una relación entre el gusto por leer y el gusto por escribir, porque sigo prefiriendo Twitter y la mensajería tradicional a Snapchat y similares. Son más los libros que leo que los videos que veo y en término generales, soy un apasionado de la tecnología con raíces muy profundas en lo tradicional. ¿Y por qué no? Utilizo OS X y Windows, pero conozco comandos de Unix y DOS; No me molesta jugar juegos de 8 bits ni programar en lenguajes de antaño y sigo disfrutando de una conversación cara a cara. El pasado nos recuerda los errores que no debemos volver a cometer, que lo que funcionó posiblemente siga haciéndolo y de vez en cuando, acompañado con una taza de café, nos da la oportunidad de viajar por el túnel de la nostalgia. Lee, ve y escucha, no importa cómo, pero no te prives de esa oportunidad.

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